De Santa Isabel: puso una tapicería en Barón y ahora vende sillones vip

Una navidad, cuando tenía tres años, murió su padre. A los 18, se fue del pueblo con lo puesto y le dio trabajo un alambrador. Se instaló en Colonia Barón, donde pudo ejercer el oficio del que se enamoró cuando era alumno de la Escuela Hogar de La Pastoril, de tapicero. Hace sillones vip para deportistas destacados a nivel nacional.

Zonales17 de abril de 2021Por: Cristian Javier AcuñaPor: Cristian Javier Acuña
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Claudio Cabral está lleno de apellido, de tierra, de tierra ranquel; de oeste, de oeste pampeano. Tiene la cicatriz que tienen los que “la pasamos fiero hermano”, dice. Tiene la voz cortada, las palabras atragantadas por un llanto que sale, que no sale, que ya salió cuando se mira al espejo, cuando ve a sus hijos, cuando mira para atrás para seguir para adelante. Claudio Cabral tiene una historia encima que la lleva a cuestas y que la quiere contar. 

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“Yo tenía tres años cuando mi papá murió en Santa Isabel un 24 de diciembre. Era Navidad, eran las fiestas pero el pueblo, mi pueblo de Santa Isabel, salió a la calle a despedirlo. A mi papá le decían “Mengo”. Murió de un infarto y yo quedé huérfano”.

Así arranca Claudio Cabral, un joven oesteño que se fue de Santa Isabel cuando tenía 18 años. Ahora, con 37, hace sillones vip para deportistas destacados a nivel nacional.

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“Yo quedé huérfano. Como pudo, me crió mi abuela Maximina Coria. Fui uno de los tantos que nos criamos a los ponchazos en el pueblo. Después, cuando tenía 18 años, con nada encima, me vine para Colonia Barón”, sostiene. 

Claudio cuenta a InfoHuella que salió con una frazada y sin saber agarrar una pala o manipular una tenaza. “Salí sin rumbo. Recuerdo que llegué  a Winifreda y ahí doy con un hombre que me ofrece trabajo por solo dos días. Más no me podía dar porque yo no sabía nada de nada. Ese hombre es un alambrador, Oscar Aranda, de Villa Mirasol. Me dio trabajo para ayudarme por solo dos días que se terminaron haciendo casi 10 años. Soy un agradecido. Trabajé con él nueve años”.

EN EL APODO DEL PADRE

Salió del oeste sin rumbo, como buscando un norte. Claudio formó una familia con Jésica Miranda. Tiene cuatro hijos: Tomás, Muriel, Maximiliano y Liber. Por esas paradojas, el oesteño, después de alambrador, se hizo tapicero y hoy tiene su propio emprendimiento: Tapicería “Norte”. Uno de sus sillones, se llama "Mengo", como el apodo de su padre.

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OPORTUNIDADES

“Yo me fui de Santa Isabel porque el pueblo donde nací, donde me crié, no me dio posibilidades. A las oportunidades las encontré en otra parte. En ese momento, los funcionarios de turno no me vieron, pero yo estaba ahí. Por eso pido que los niños y jóvenes se tienen que llenar de oportunidades. Porque en Santa Isabel hay muchos chicos que tienen capacidades, que pueden realizarse en la vida, pero para eso necesitamos funcionarios que los miren y los vean. A mí no me vio nadie, por eso me fui. Pero no quiero que esto le siga pasando a otros”, sostiene. 

TAPICERO

En su Santa Isabel natal, cargaba camiones con leña y andaba de chivero. Pero el oficio de tapicero tuvo sus raíces en su niñez, cuando era alumno de la desaparecida Escuela Hogar de La Pastoril. 

“Cuando muere mi padre, y en mi casa nos empezó a faltar la comida, me mandan a la Escuela Hogar de La Pastoril. Yo le digo “la escuelita”. Ahí hacíamos muchas artesanías. Siempre recuerdo que miraba una máquina de coser. Disfrutaba mucho eso de hacer artesanías. De ahí arrancó esto de ser tapicero”, finaliza Claudio.

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