
Eusebia se levanta a las cuatro de la mañana, unos minutos antes de que suene el despertador. Besa la frente de Antonio y la siente fresca. El antibiótico está haciendo efecto. En la penumbra de la habitación, tantea los anteojos y con ellos el ungüento casero de limón y romero para ponerse en las piernas, luego las medias ortopédicas.